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Los trucos para hacer los mejores frijoles refritos de todos los tiempos

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Rebañando

Una receta básica de la cocina mexicana, los frijoles refritos son facilísimos con estos tips

El caldito es la clave

No tires el caldo de cocción de los frijoles, está lleno de nutrientes y tiene mucho sabor. Para que no estén muy secos o para variar la textura, según la receta para la que los vayas a usar, no agregues agua, sino caldo.

Eso permitirá que conserven todo su sabor y textura, además de que aprovechas sus minerales y proteínas al máximo.

Elige bien la grasa

La grasa en la que fríes los frijoles es fundamental para el resultado final. Usa un aceite vegetal de buena calidad y de sabor neutro (el de oliva no es una buena idea). Usa 3 cucharadas de aceite por cada taza de frijoles.

Las grasas animales tienen un sabor más fuerte pero son muy dañinas para la salud, así que lo mejor es evitarlas. Si quieres un toque de sabor más intenso, usa aceite de aguacate, es saludable y el resultado es sabrosísimo.

¿Cebolla?

Algunas personas le ponen cebolla a los frijoles fritos y aunque queda al gusto de cada quién, es verdad que les da un toque de sabor muy especial. 

Dora un poco la cebolla antes de agregar los frijoles al aceite (usa una media taza por cada taza de frijoles), verás que le da un toque especial.

También podrías freír un poco de chile pasilla seco antes de ponerlos a freír, para tener un toque picosito y ahumado.

La textura

Elige bien la variedad de frijoles dependiendo de la receta para la que los vas a usar. Los amarillos (frijol peruano) son muy suaves  y de digestión más ligera, sin embargo, su sabor no es tan intenso, así que conviene acompañarlos con otros ingredientes.

Los bayos son los más populares, son suaves y cremosos, pero tienen más textura que los amarillos. Al guisarlos dan una textura cremosa y tienen mucho sabor.

Los negros son de digestión más pesada pero también tienen un sabor muy intenso. Combinan bien preparados con epazote, que los hace más fáciles de digerir.

¡Deja que hiervan!

Pon los frijoles en el sartén cuando el aceite esté bien caliente y deja que se mezclen. No empieces a aplastarlos hasta empiecen a hervir. 

Para darles todavía  más sabor, puedes agregar caldo de cocción, luego darles la textura deseada y finalmente dejarlos hervir hasta que el caldo se evapore y tengan la consistencia ideal.

El toque final

Sazona con cilantro, chile fresco o seco, queso... Los frijoles son un básico, pero el acompañamiento es lo que los hará lucirse.

 

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