¿Por qué los PERROS CUIDAN de los BEBÉS?
Dicen (y nosotras llevamos escuchándolo desde hace mucho tiempo) que el perro es el mejor amigo del hombre. Y... la persona que asegura esto no se equivoca ni lo más mínimo porque gracias a estas palabras podemos explicar el adorable comportamiento de estas mascotas que siempre están pendientes de sus amos. Los perros tienen un sentido e inteligencia especial capaz de reconocer si estamos tristes, contentos o melancólicos. ¡Qué pasada! Un comportamiento canino que podemos extrapolar cuando los bebés llegan a una familia con perro. ¿Nunca te has preguntado por qué CUIDAN de los NIÑOS? ¡Tenemos la respuesta! ¡Alucinante!
Antes de nada; cabe destacar que los perros aún conservan ese lado salvaje que los hace ser los cuidadores de las manadas. Ese es el primer punto a tener en cuenta cuando nos damos cuenta de que nuestra mascota está muy pendiente del bebé. Cuando un perro protege a un niño tan pequeño lo hace por verlo en una situación de debilidad. De tal forma que cualquier extraño (tanto humano como animal), pasará a ser considerado un enemigo. Sienten una necesidad imperiosa de velar por su seguridad.
Así pues, el animal tomará una actitud protectora y estará atento de los cambios hormonales (cosa que son capaces de detectar) de individuos externos para saber si están nerviosos o ansiosos y pueden representar un peligro. Siempre y cuando su instinto desarrolle el sistema protector que los avisa de que los bebés están en peligro.
De esta manera, tenemos que fomentar que la relación y el vínculo entre nuestra mascota y nuestro bebé sea lo más positivo posible premiando las conductas positivas de nuestra mascota. Hay que dejar que haya contacto entre el perro y el bebé. Si se hace desde que el bebé es pequeño, se podrán evitar problemas en el futuro como, por ejemplo, que el crío al crecer tire de las orejas o la cola al perro y éste lo pueda malinterpretar.
Nunca castigues o regañes a tu perro delante del bebé, ya que podría relacionar, de forma indirecta, la presencia de éste con un refuerzo negativo inminente. Esto no nos conviene en absoluto y nos puede acarrear más problemas que ventajas. Hay que hacer todo lo posible para que, con el paso de los años, nuestro hijo y nuestra mascota sean buenos amigos, con unos fuertes lazos sentimentales mutuos.
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