Los recuerdos pueden narrarse en clave de tragedia o de aventura, siendo los hechos lo mismos para ambos casos. Si enseñamos a nuestros hijos a recordar positivamente las cosas que les suceden, en vez de regocijarse en los sucesos negativos, les allanaremos el camino para ser felices como adultos. Olvidar las cosas negativas y enfocarse en las positivas con la mirada puesta en el futuro, es fundamental pasar página y no quedarse anclado en el pasado.