Lacitos de hojaldre con leche condensada y miel

Paso 1

Precalentamos el horno a 180 grados.

Cuando la lámina de hojaldre esté completamente descongelada (si es que la hemos comprado así), la estiramos con un rodillo sobre un papel de horno, dándole forma rectangular.

Cortamos el rectángulo de hojaldre en dos mitades, a lo ancho.

Con ayuda de una cuchara, extendemos bien la leche condensada por toda la superficie de una de las mitades de hojaldre. Tapamos con la otra mitad.

Cortamos en hojaldre así relleno en tiras de unos dos dedos de ancho (saldrán más o menos de 8 a 10 tiras, dependiendo de lo que hayamos estirado el hojaldre... y del tamaño de nuestros dedos).

Cogemos cada tira por los extremos y enroscamos el hojaldre sobre sí mismo, girando los extremos en direcciones opuestas.

Los disponemos en una placa de horno, sobre papel de horno (yo aprovecho el mismo papel que he usado para extender el hojaldre). Dejamos separación suficiente para que el hojaldre pueda crecer.

Con ayuda de un pincel de silicona (o con una cucharita), pintamos la superficie de cada lacito con la miel.

Horneamos hasta que se pongan doraditos (unos 10 minutos, aproximadamente).

Dejamos enfriar y... ¡listo!

Yo no le añado azúcar en ninguna parte del proceso, pues encuentro que está ya lo suficientemente dulce con la leche condensada y la miel.