Casadielles

Paso 1

Tamizad la harina en un bol amplio. Añadís los sobres de gasificante y la sal.

En otro bol ponéis la mantequilla y la derretís en el microondas. Cuando aún esté tibia le añadís el yogur líquido, el vino blanco, el aceite de oliva y las yemas de huevo.

Ahora hacéis un hueco en el centro de la harina y volcáis dentro todo lo anterior. Con una cuchara de madera lo vais mezclando y después con las manos termináis de amasar hasta conseguir una textura grasa que no se pega a las manos. Es una operación bastante fácil y rápida.

Enharináis un poco la superficie de trabajo. Volcáis la masa y con un rodillo la estiráis. Una vez estirada la plegáis sobre si misma en 4 dobleces.

Volvéis a estirar la masa con el rodillo. La plegáis igual que antes. La volvéis a estirar y otra vez la plegáis. Total, que habréis hecho esta maniobra TRES veces.

La dejáis plegada en un bol, tapada con papel film y le ponéis un trapo de cocina por encima para preservarla de la luz. La dejáis reposar 1 hora como mínimo y a temperatura ambiente.

Vamos a preparar el relleno.

Meted las avellanas en una bolsa de plástico, con el rodillo le dais unos cuantos golpes y se quedarán picaditas sin llegar a hacerse polvo. Las nueces las podéis picar con un cuchillo, que están blanditas y no cuesta mucho.

Mezcláis los frutos secos y les añadís el anís, el agua y el azúcar, lo removéis y dejáis macerando mientras la masa reposa.
Ahora extendéis la masa con el rodillo (no es necesario enharinar la mesa de trabajo), dejadla finita, como de 2 mm. más o menos. Intentad hacer un rectángulo grande que dividiréis a su vez en rectángulos de 10 x 12 cm.

Vamos a rellenar.

Humedeced con agua los bordes de los rectángulos (esto ayuda a sellar los paquetitos que vais a hacer, así no se os abrirán al freírlos). No os saltéis este punto porque sino se os lía un follón en la sartén.

Colocáis una cucharada del relleno en los rectángulos de masa y los cerráis (para haceros una idea: como si fuera un canelón ligeramente aplanado). Con un tenedor acabáis de sellar los extremos de estos paquetitos.

Ahora a freírlos.

En una sartén con abundante aceite, echáis los palos de canela (así el aceite no se os requemará y quedará ligeramente aromatizado) y la mitad de la peladura del limón para perfumar el aceite. Lo calentáis.

Freís los paquetitos procurando jugar con el fuego para que la masa se haga bien por dentro pero no se os queme por fuera. Han de quedar dorados. Según los vais friendo, al sacarlos los depositáis sobre papel absorbente y luego los rebozáis en azúcar. Ahora ya podemos decir que tenemos las bollinas listas.