Croquetas de patata gallega y queso tetilla
Croquetas con toque gallego gracias a los cachelos y el queso tetilla. Crujientes por fuera y cremosas por dentro.
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Ingredientes
- 5-6 patatas
- 1 hoja laurel
- 1 huevo
- 200g queso tetilla
- Un poco de sal
- Una pizca de pimienta negra
- Una pizca de azafrán
- 1 huevo ligeramente batido para el rebozado
- Pan rallado o Panko para el rebozado
Especificaciones
Dificultad Fácil
Coste Económico
Preparación
Paso 1
Primero, limpiar muy bien las patatas, ya que las vamos a hervir con la piel. Ponemos las patatas cortadas a la mitad en una olla con agua fría, un poco de sal y una hoja de laurel. Cuando hierva, bajar el fuego y desde que rompen a hervir calcular unos 30 (dependerá de su tamaño). El punto es que podáis clavarles un cuchillo y éste salga de la patata sin deshacerla mucho (cocidas, pero no deshechas). Pasado este tiempo, las vertemos sobre un escurridor y las dejamos templar.
Paso 2
Mientras las patatas enfrían, cortamos el queso tetilla en dados. Éstos serán el relleno de nuestras croquetas, por lo que no los cortéis ni muy grandes ni muy pequeños. Los reservamos guardados en la nevera, para que no se pongan muy blandos.
Paso 3
Pelamos las patatas y las pasamos por un pasapurés o las machacamos con un tenedor en un bol. Añadimos el huevo, una pizca de sal, muy poco azafrán (lo mínimo, para que le dé un poco de color) y una pizca de pimienta negra. Removemos bien todo hasta tener una mezcla sin grumos y con consistencia.
Paso 4
Para formar las croquetas, cogemos un poco de masa de patata, la moldeamos en forma de pelota con la palma de las manos y, en el interior, introducimos un dado de queso tetilla. Repetimos esta operación hasta acabar toda la masa.
Paso 5
En un plato hondo batimos un huevo y en otro plato ponemos pan rallado. Vamos rebozando nuestras croquetas pasándolas primero por el huevo y después por el pan rallado. Las vamos dejando sobre una fuente y, una vez terminadas todas, lo refrigeramos unos 30 minutos.
Paso 6
Ponemos un cazo hondo con aceite de oliva al fuego. Sacar las croquetas de la nevera y freírlas (en tandas de pocas croquetas para que el aceite no pierda temperatura) hasta que el rebozado se dore. Dejarlas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y listo.
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