Frotar un tomate recién cortado en tu cara tiene estos increíbles efectos
Los problemas de la piel son comunes a todas las edades y rara vez se remedian fácilmente, ni siquiera con la ayuda de los medicamentos más costosos.
El acné, por ejemplo, forma parte de esos que todos sufrimos en mayor o menor medida en algún punto de nuestras vidas (o incluso durante largos periodos) y nadie sabe realmente cómo tratar de manera eficiente. La buena noticia es que tenemos la solución en nuestra propia casa, y se llama tomate. Gracias a su contenido en vitaminas A, B6, E, K y C, el tomate nutre la piel y reduce los poros, haciendo nuestra piel menos propensa a ensuciarse y sufrir de acné, además de regular su pH natural.
¿Y qué mejor que comerlo? Adivinaste: frotárselo en la cara. Tan solo tendrás que cortar en rodajas un tomate bien fresco y masajearte el rostro con ellas, haciendo hincapié en las zonas más afectadas. A los 2-3 minutos, enjuaga con agua fresca.
Otra opción es preparar una mascarilla, para lo cual haremos cortes en forma de cruz en la parte superior de dos tomates, que después sumergiremos en un recipiente con agua caliente durante 2 minutos. A continuación, los pelamos y machacamos. Ahora aplícate la pasta obtenida y déjala actuar durante 1 hora, preferiblemente por las noches, antes de retirarla con agua fría.
Recuerda: como con cualquier otro remedio, la constancia es fundamental.

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