La leche de almendras es una de las más consumidas por su sabor ligeramente dulce que combina muy bien con todo. Además ayuda a regular los niveles de colesterol y aporta una gran cantidad de fibras. Para prepararla, remoja un vaso grande de almendras en agua fría durante 2 días, guardándolo en el refrigerador. Después, enjuágalas con agua fría y licua con 600 ml de agua. Cuela con un paño, añade vainilla o azúcar al gusto y refrigera. Con el restante puedes preparar galletas, u hornearlo en una bandeja durante 20 minutos para que se deshidrate y usarlo después en tus postres.