Albóndigas de pollo sobre crujiente de puerro y salsa alioli
Tenemos un pollo de los que ha paseado sus muslos por la campa y se ha metido sus buenas raciones de borona, por tanto hay que ponerl0 a la mesa con un toque muy especial porque merece un homenaje contar con un plumífero de tal categoría.
Para ello cogemos sus buenas pechugas y nuestro carnicero de confianza nos prepara una carne picada sublime, que adobamos con su ajito, su perejil fresco, su cebolleta y salpimentamos tras incorporar un par de huevos y un par de cucharadas de pan rallado. Dejamos en la nevera hasta que llegue el momento de preparar las bolitas.
Aparte tenemos unos puerros bien limpios y los cortamos en juliana para conseguir ese toque crujiente que junto con la salsa alioli, nos va a resultar un plato muy sabroso.
La salsa alioli en casa nos la podríamos comer directamente untada a modo de mantequilla. De hecho, una anécdota familiar al hilo del alioli es que cuando recalamos a un pueblo de la costa murciana donde solemos a veces descansar, siempre nos sentamos a la mesa en el mismo restaurante y nos comemos una paella de marisco exquisita. Como detalle de la casa nos sacaban un cuenco con alioli para picotear un poco. Una de las veces, el camarero nos tuvo que reponer prácticamente un cuenco por cabeza y si bien estábamos rojas del apuro, nos era imposible parar. Los ojos nos echaban chispas, porque la salsa estaba fuerte, pero nosotras como campeonas, dándolo todo.
La última vez que pase por allí lo tuve que pedir y me lo cobraron, ... fue duro, pero lo entendí perfectamente.
Pero volvamos a nuestro príncipe del corral, necesitamos en primer lugar ajustarnos bien el delantal y empezamos.
Comparte esta receta con tus amigos o familiares, simplemente escribiendo sus direcciones de correo electrónico a continuación.