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Nunca debes guardar las ollas en la heladera; esta es la razón

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Rebañando

¿Te parece fácil refrigerar los restos de comida dentro de sus ollas? ¡No lo hagas! Aquí te explicamos por qué es malo para tu salud. 

¿Guardas las ollas en el frigorífico? Piénsatelo dos veces

¿Guardas las ollas en el frigorífico? Piénsatelo dos veces

A quién no le ha pasado: preparas una olla de cocido, has preparado la cena y tus hijos te cancelan de último minuto o has decidido cocinar para varios días... tantas razones comunes por las que terminamos con mucho que guardar. A la hora de refrigerar la comida, nos puede parecer más sencillo simplemente pasar la olla o sartén de la estufa a la heladera para sacarla directamente a calentar al día siguiente.

Sin embargo, esto que parece tan inofensivo, puede traerte problemas de salud, ¡o incluso estropear tu frigorífico! 

Por qué no debes guardar ollas en el frigorífico

Por qué no debes guardar ollas en el frigorífico

En primer lugar, está el problema del espacio: las ollas y sartenes suelen ocupar bastante espacio en los estantes del frigorífico, algo que no solo es molesto, sino que afecta el propio funcionamiento de este electrodoméstico. Esto se debe principalmente a que las ollas impiden una buena circulación del frío, alterando no solo su propia temperatura, sino aquella de los alimentos que las rodean. Esto puede ser especialmente peligroso si tenemos ahí carnes crudas o quesos, que pueden comenzar a desarrollar bacterias nocivas para nosotros.

En segundo lugar, y más importante aún, está el riesgo para nuestra salud. El interior del frigorífico es oscuro, húmedo y frío, tres condiciones que propician la oxidación, fragilizando así la superficie de las ollas y exponiendo su contenido a una contaminación microscópica, pero no menos dañina. 

¿La solución? Conservar los alimentos en recipientes hechos con materiales adecuados: acero inoxidable, cerámica, vidrio o plástico. Además, se recomienda que los recipientes siempre estén bien cerrados, para evitar así la contaminación cruzada y la mezcla de olores (y sabores) que pueden arruinar nuestra comida. Por último, no olvides que la comida solo debe refrigerarse una vez que ha llegado a la temperatura ambiente, ya que guardarla en la heladera tardará más en enfriarse, y esa temperatura tibia que alcanza en el proceso es el entorno ideal para el crecimiento de bacterias. Así que, ya lo sabes, no arriesgues tu salud y sigue nuestro consejo.

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