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Si bebes mucha agua, tendrás menos apetito y perderás peso
Beber demasiada agua es dañino, al menos tan malo como beber muy poca. Al aumentar la cantidad de agua, se corre el riesgo de aumentar la dilución de los electrolitos en la sangre (sodio y potasio en primer lugar) que tienen una función principal en el equilibrio de los líquidos dentro y fuera de las células.