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A continuación añade poco a poco el agua a 90º. Retira el agua acumulada y sigue añadiendo agua caliente sin dejar de remover.
Ahora tu queso debe derretirse formando hilos; así sabrás que le has dado el toque exacto.
Toma una cuchara de madera, levanta la mozzarella y ve formando una bola. Cuando comience a endurecerse vuelve a meter en agua caliente y repite el proceso.
Por último, corta con las manos trozos pequeños de la masa y moldea pequeñas bolitas que colocarás de inmediato en el tazón con hielos.
Espera media hora antes de consumirlo.
¡Felicidades, haz hecho tu primer queso mozzarella! Recuerda conservarlo en salmuera; puedes reservarlo en el refrigerador hasta por una semana.