Un postre que seduce inmediatamente a los amantes del chocolate: tierno por fuera, líquido por dentro y con un intenso sabor a chocolate. La combinación de chocolate amargo, mantequilla y un toque de azúcar proporciona un equilibrio perfecto entre dulzor y profundidad. Al cortarlo, el núcleo líquido fluye y esparce un aroma seductor por el plato. Sencillo pero espectacular, este pastel se puede preparar con antelación y calentar brevemente en el horno cuando se necesite. Servido con bayas frescas o una bola de helado de vainilla, es el broche de oro perfecto para cerrar cualquier menú.
Ingredientes para 4 personas:
100g de chocolate negro (mín. 70 % de cacao)
80g de mantequilla
2 huevos
2 yemas de huevo
50g de azúcar
20g de harina
Opcional: azúcar glas, bayas o helado de vainilla para servir
Preparación:
Precalentar el horno a 200 °C con calor arriba y abajo.
Derretir el chocolate y la mantequilla en una cacerola pequeña a fuego lento, removiendo de vez en cuando, hasta obtener una masa homogénea.
Batir los huevos, las yemas y el azúcar en un bol hasta obtener una masa ligera y cremosa.
Incorporar la mezcla de chocolate y mantequilla derretida a la mezcla de huevo.
Tamizar la harina e incorporarla con cuidado hasta obtener una masa homogénea.
Engrasar ligeramente cuatro moldes pequeños aptos para el horno (por ejemplo, moldes para soufflé) y verter la masa de manera uniforme.
Colocar los moldes en una bandeja de horno y hornear durante 10-12 minutos, hasta que los bordes estén firmes, pero el centro aún esté líquido.
Dejar enfriar los coulants brevemente, desmoldarlos con cuidado y colocarlos en platos.
Espolvorear con azúcar glas al gusto y servir con bayas frescas o helado de vainilla.