Cupcakes de galletas María y Nesquik cubiertos de merengue italiano de vainilla

De

Estos son un cupcake de aquellos qué por su aroma y los ingredientes que los componen (las galletas María y el Nesquik) nos trasladan a la infancia.

Las míticas galletas María, las galletas de toda la vida, tan sencillas y tan ricas!!
¿Quién de nosotros alguna vez de niño no ha merendado unas galletas María con un vaso de leche, Nesquik o Cola Cao, o no ha mojado unas galletitas de estas en leche, o incluso no se ha comido alguna untada de mantequilla o mermelada? La verdad la combinación galletas María y Nesquik, o Cola Cao, gusta tanto a niños como a mayores, así que si os atrevéis con esta receta el éxito está asegurado.
Estos cupcakes son perfectos para la merienda, el desayuno, o como postre. Con el toque decorativo que le he dado yo, son ideales para cualquier fiesta infantil o familiar, incluso para regalar, alegrarían la cara de cualquiera.
Yo los he decorado con una crema de mantequilla hecha a base de merengue italiano, y aromatizada de vainilla. Se trata de una Vanilla Italian Meringue Buttercream. Se pueden decorar también con una crema de mantequilla hecha a base de merengue suizo, a mi me gusta hacer la Buttercream con merengue italiano, pero vosotros si estáis acostumbrados a trabajar con la Swiss Meringue Buttercream o sois más amantes de la misma, perfecto, podéis cubrir estos cupcakes con esta crema.
Se pueden decorar con merengue o con ganache de chocolate, quedan muy ricos también. Y si la ganache es de chocolate con leche, mejor que mejor.
Como se preparan con aceite y leche tienen una textura súper esponjosa y húmeda, por eso no necesitan ser humedecidos con ningún tipo de almíbar o jarabe. No se suelen resecar, y además se conservan así de esponjosos y húmedos durante 3 - 4 días.

Espero que os gusten!!

  • 18
  • Media
  • 45 minutos
  • 20 minutos
  • 60 minutos
  • Medio

Ingredientes

  • Ingredientes para la masa de los cupcakes:
  • 12 galletas María (clásicas o integrales)
  • 230 gr de harina
  • 35 gr de Nesquik
  • 1 y 1/2 cucharadita de levadura Royal (polvo para hornear)
  • 100 ml de aceite (de girasol o de oliva suave)
  • 250 gr de azúcar
  • 3 huevos L
  • 150 ml de leche
  • 1 y 1/2 cucharada de extracto de vainilla (o las semillas de 1 vaina de vainilla)
  • Ingredientes para la Vanilla Italian Meringue Buttercream:
  • 3 claras de huevo L
  • 225 gr (180 gr + 45 gr) de azúcar
  • 60 ml de agua
  • unas gotas de zumo de limón o vinagre blanco
  • 225 gr de mantequilla, a temperatura ambiente y cortada en dados
  • 1 y 1/2 cucharada de extracto de vainilla, o las semillas de una vaina de vainilla
  • unas gotas de colorante alimenticio rojo

Preparación

Paso 1

Preparación cupcakes:
Precalentar el horno a 175 °C - 180 °C.
Preparar las bandejas para cupcakes con las capsulas de papel.
Tamizar la harina junto con el Nesquik y la levadura. Reservar.
Triturar las galletas, hasta conseguir un polvo muy fino. Reservar.
Batir el azúcar con el aceite, hasta que la mezcla haya blanqueado un poco. Añadir los huevos de uno a uno, e ir batiendo después de cada adición.
Incorporar la mezcla de la harina en tres partes, alternando con la leche.
Por último añadir las galletas trituradas. Mezclar con una espátula hasta que se integren por completo.
Repartir la masa entre las capsulas, llenando las mismas hasta 3 / 4 partes de su capacidad. Hornear durante 20 - 25 minutos, o hasta qué al insertar un palillo éste salga limpio, sin restos de la masa.
Sacar los cupcakes del horno y dejar enfriar unos 5 minutos en el molde, luego desmoldar y poner a enfriar sobre una rejilla. Una vez fríos podemos decorarlos.

Paso 2

Preparación Vanilla Italian Meringue Buttercream:
Poner en un cazo los 180 gr de azúcar y el agua, y llevar al fuego. Hay que hacer un almíbar. Al principio, removemos un poco para ayudar que el azúcar se disuelva con más facilidad, pero cuando una vez comience a hervir dejamos de remover, para que el azúcar no se nos cristalice.
Con un termómetro de cocina iremos comprobando la temperatura del almíbar, que tiene que alcanzar los 121°C. Mientras tanto debemos limpiar regularmente las paredes del cazo con un pincel mojado, para evitar que se formen cristales de azúcar, que luego se pueden pasar a las claras montadas y será muy desagradable.
Empezaremos a montar las claras con los 45 gr de azúcar cuando el almíbar haya alcanzado los 100°C. Montar las claras (con la batidora de dos varillas, a velocidad máxima) a punto de nieve, o hasta que formen picos suaves, picos blandos (tienen que estar bien batidas, pero no demasiado firmes).
Cuando nuestro almíbar haya alcanzado los 121°C, lo apartaremos del fuego, y enseguida introduciremos el cazo en un recipiente con agua fría, nada un segundo, es introducir y sacar. Este paso lo hacemos para bajar un poco la temperatura del almíbar, ya que si lo vertemos enseguida sobre las claras se nos pueden cocer.
Vertemos el almíbar sobre las claras montadas en forma de hilo, o sea lo echaremos gota a gota, muy, muy lentamente, y batimos sin parar.
Cuando tendremos el merengue firme pero todavía tibio, añadiremos el zumo de limón. El limón le aporta un brillo especial y estabilidad. Continuaremos batiendo sin cesar, hasta que el merengue esté completamente frió y brillante. Hay que batir un buen rato, necesitaremos unos 15 - 20 minutos, pero es ¡muy importante! que esté frió completamente antes de añadir la mantequilla.
Cuando ya tendremos nuestro merengue listo, añadiremos la mantequilla que tendremos fuera de la nevera a temperatura ambiente (en pomada), e iremos batiendo hasta que esté completamente integrada al merengue. Por eso lo del que el merengue tiene que estar completamente frió, porque si añadimos la mantequilla al merengue todavía caliente se nos va a derretir, y en vez de una crema lisa, cremosa y con cuerpo, conseguiremos una mezcla aceitosa y liquida, nada cremosa y echaremos a perder la crema.
{Ya veréis qué conforme vamos batiendo la crema, la misma irá perdiendo volumen. Esto pasa porque el merengue bajará un poco por culpa del peso de la grasa de la mantequilla, pero no pasa nada esto es normal. Y al principio notaréis como que la mezcla se está cortando, pero eso tampoco es raro, conforme vamos trabajando la crema la misma irá cogiendo esa consistencia cremosa que estamos buscando. }
Por último añadiremos el extracto de vainilla y el colorante. Yo he dividido la masa en dos partes, y a una le he añadido unas gotas de colorante rojo y la he teñido de color rosa, y la otra la he dejado tal cual.
Una vez tenemos lista la crema, la introducimos en una manga pastelera provista de boquilla rizada (yo boquilla n°1 M de Wilton), y decoramos nuestros cupcakes.
{Esta crema hay que utilizarla enseguida, si la metemos en el frigorífico la tenemos qué sacar unas horas antes de utilizarla. Es recomendable, si ha estado en el frigorífico batirla un poquito con la batidora, antes de utilizarla. }

Para terminar, decoramos los cupcakes con unos toppers de fondant, unos non pareils, azúcar en colores o virutas de chocolate, a gusto.

*** Todos los ingredientes, tanto como para la elaboración de los cupcakes como para la elaboración de la crema de mantequilla, tienen que estar a temperatura ambiente.

*** La crema de mantequilla se puede aromatizar con el extracto, o la esencia que más nos guste. Yo en este caso he optado por la vainilla, pero una vez tenemos la crema lista le podemos dar el aroma que más nos apetezca.

*** Si trabajamos la crema de mantequilla en un ambiente cálido, o también si no hemos esperado que se enfrié del todo el merengue antes de añadir la mantequilla, o hemos tenido la mantequilla demasiado blanda, lo que nos puede pasar es que la crema en vez de ir cogiendo una consistencia cremosa y espesa, adoptará una consistencia blanda y espumosa, parecida a una mousse. En este caso meter el recipiente con la crema por 7 - 8 minutos en el frigorífico, y volver a batir de nuevo. Veremos como la consistencia de la crema irá cambiando, e irá adaptando la textura característica de una crema. Todo esto gracias al frió de la nevera, ya qué su temperatura bajará y la grasa de la mantequilla se endurecerá, y entonces nos será más fácil terminar de trabajarla e conseguir la textura deseada.

*** Si no tenemos un termómetro para poder medir la temperatura del almíbar (que tendremos que elaborar para hacer el merengue) podemos comprobar su punto cogiendo un poco de almíbar con la punta de una cuchara (intentando de no removerlo), y lo verteremos en un recipiente con agua fría. Si con las gotas de almíbar que irán cayendo en el agua se van formando unas bolas blandas que podemos aplastar con la mano, está en su punto. Si las gotas se diluyen en el agua, le fata un poco más de cocción, y si se forman unas bolas duras como si fueran un caramelo, está pasado, lo hemos tenido demasiado tiempo al fuego, así qué hay que volver a hacerlo de nuevo.

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