Esta panna cotta es una auténtica delicia: delicadamente cremosa y maravillosamente aterciopelada, mientras que la capa de caramelo salado proporciona una emocionante combinación de sabores. Las nueces crujientes le dan al postre un agradable toque crujiente y lo completan a la perfección. Un postre elegante, fácil de preparar y que siempre entusiasma a los comensales.
Ingredientes para 4 personas:
Para la panna cotta
3 hojas de gelatina
1 vaina de vainilla o 1 cucharadita de extracto de vainilla
400ml de nata
100ml de leche
60g de azúcar
Para el caramelo salado
150g de azúcar
80g de mantequilla
120ml de nata
1 cdta de sal marina gruesa
Para decorar
50g de nueces picadas en trozos grandes
Preparación:
Remojar la gelatina en agua fría.
Cortar la vaina de vainilla a lo largo y raspar la pulpa.
Calentar lentamente la nata, la leche, el azúcar, la pulpa de vainilla y la vaina en una cacerola hasta que el azúcar se haya disuelto (¡sin llegar a hervir!).
Retirar la vaina de vainilla, añadir la gelatina escurrida a la mezcla de nata caliente y remover hasta que se haya disuelto por completo.
Verter la mezcla en 4 vasos pequeños o moldes y dejar enfriar durante al menos 4 horas (mejor toda la noche) hasta que la panna cotta esté firme.
Para el caramelo, derrite el azúcar en una cacerola a fuego medio, sin remover, hasta que se caramelice y adquiera un color dorado.
Añade la mantequilla y remueva hasta que se derrita. Incorpora la nata con cuidado (¡cuidado, salpica!).
Retira la cacerola del fuego, añade la sal y deja que la salsa de caramelo se enfríe un poco. Vierte con cuidado una fina capa de caramelo salado sobre la panna cotta cuajada. Espolvorea con nueces.
Antes de servir, enfriar durante unos 30 minutos para que la capa de caramelo se endurezca un poco.