La sopa francesa de cebolla es un clásico que destaca por su sencillez y sabor. Es muy económica, pero su preparación la vuelve una especialidad refinada. El secreto de su sabor está en caramelizar la cebolla y hacer la base de la sopa con caldo. Por último, los crutones con queso derretido y ligeramente tostado le dan el toque final que la distingue de otras.
Ingredientes para 4 personas :
500g de cebollas rubias
50g de mantequilla
15g de harina
1 diente de ajo
1 ramita de tomillo
1,5 L de caldo de pollo, res o verdura
1/2 baguette del día anterior
150g de queso emmental rallado
4 cdtas de semillas de amapola (opcional)
1 huevo
Sal y pimienta al gusto
Preparación:
Pela y corta las cebollas con una mandolina o un cuchillo.
Derretir la mantequilla en un cazo. Dorar las cebollas durante 5 minutos, removiendo cada tanto. Este es el secreto para que la cebolla se caramelice sin añadir azúcar, ya que liberará sus azúcares naturales.
Cuando esté bien caramelizada, espolvorear con harina y remover. Vierte el caldo. Añadir sal y pimienta al gusto, al igual que un poco de tomillo. Tapar y cocinar durante 10 minutos a fuego alto.
Diluir la yema de huevo con un poco de agua tibia para que se corte y añadir a la sopa, que en este punto retirarás del fuego.
Una vez cocida la sopa, dividirla en 4 cuencos aptos para el horno. Precalentar el horno a 210°C.
Mientras esperas a que el horno se caliente, corta el pan del día anterior en rodajas, procurando que puedan cubrir cada plato.
Coloca en cada plato los trozos de pan y cubre con queso rallado. Espolvorear con semillas de amapola, si se usan.
Hornear durante 5 a 8 minutos hasta que el queso esté burbujeante y ligeramente dorado por los bordes. Servir bien caliente.
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