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8 claves para hacer un cheesecake casero perfecto

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Rebañando

1. La base

La base del cheesecake es su mayor sello de identidad.

Normalmente se hace con galletas y mantequilla fundida. Se machacan las galletas hasta que nos queden bien desmigadas y después se mezcla en un cacito a fuego medio con mantequilla, hasta que nos queda una pasta bastante homogénea.

Después se coloca en el molde donde vamos a ir añadiendo el resto de las capas del cheesecake.

Hay dos sencillas maneras de "romper" las galletas: una de ellas en meterlas en la picadora, y la otra en meterlas enteras en una bolsita de congelar alimentos y pasar el rodillo de repostería por ellas hasta que nos queden todas bien picadas.

Después para mezclarlas con la mantequilla podemos hacerlo de dos maneras: una es poner la mantequilla en un cacito y añadir las galletas picadas y otra es deshacer la mantequilla en el cazo, echarla en la batidora y después añadir las galletas para mezclarlo bien.

En Reino Unido, la receta original dice que las galletas que se tienen que utilizar son las de tipo Digestive, mientras que en Estados Unidos, prefieren las Graham crackers (como las que aparecen en la foto)

Lo ideal es que se escojan unas galletas que no contengan de base mucha mantequilla, porque les vamos a añadir más después. Para comprobar que los ingredientes se incorporan bien, una vez que se enfríe la mantequilla, vamos a mezclar directamente con las manos.

Si decidimos hacer minicheesecake, lo ideal es que extendamos la base de galleta sobre la mesa en la que estemos trabajando y hagamos las porciones recortando con un vaso. 

Si vamos a hacer un cheesecake grande, lo que tenemos que hacer es extenderlo bien por el molde y e ir haciendo presión con una cuchara.

 


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