Claves para darte cuenta si eres víctima del "hambre emocional"
El hambre emocional y la culpa
A diferencia del hambre físico, el hambre emocional va acompañado de insatisfacción y culpa. Independientemente de cuántos esfuerzos hagamos por comer sano, hay alimentos y bebidas altos en calorías, grasas y azúcar, que nos atraen y a los cuales es muy difícil resistirse. La clave no está en privarse de todo lo que es "malo" para la dieta, sino en elegir opciones más saludables y comer porciones más pequeñas. La culpa se hace presente cuando comenzamos a mortificarnos por haber consumido un alimento que habíamos prohibido en nuestra dieta, o que sabemos que es malo. Aplicar la lógica es muy simple: si no existen alimentos que prohibamos en nuestra dieta, no existirán los antojos, y así erradicaríamos la culpa. Pero recuerda, todo con moderación.
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